diciembre 17, 2008

Chasing the Dragon

El mayor miedo que tengo en esta vida es a la frustración. A esa sensación de derrota por no haber hecho lo que podría hacer. A arrepentirme por haberme quedado en el camino. A saber que pude hacer más, estaba en mis manos, y dejé ir las oportunidades. Ese bastardo "si yo hubiera" que sólo carcome el alma y adormece los sentidos.

Y la solución es fácil. Haz lo que esté en tus manos, lo que puedas hacer. Lo demás ya no está en ti. Depende de la suerte, el destino, la causalidad, como le quieras llamar. Uno se arrepiente más de lo que no hizo que de lo que si. Al menos en mi caso así es. Y por tanto estoy más que decidido a perseguir ese esquivo y complicado sueño que he cultivado desde mi más tierna infancia. He decidido perseguir mi Dragón.

Mi sueño es poder ganarme la vida haciendo aquello que me gusta, me apasiona, para lo que tengo habilidad y que representa de la mejor forma mi esencia. Mi objetivo, por tanto, es buscar cuál es el mejor camino para acercarme cada día más a él.

¿Qué forma toma, pues, tal sueño? Bien, pues es sencillo. Quiero dedicarme a crear. Historias, imágenes, personajes, situaciones. Quiero compartir tales historias y creaciones con otros, que las aprecien, las disfruten, se diviertan con ellas. Y claro, poder dirigir a un grupo de gente interesada en las mismas cosas, hacia esos mismos objetivos primordiales. Por supuesto, el reconocimiento, la fama y la fortuna vienen después. ¡Jejeje! Pero esos son extras, no mi principal interés.

Bien, pues el camino que más me ha llamado la atención desde que los conocí son los Video Juegos.

Permítanme contarles una historia.

Erase una vez que en el Kinder, en donde estuve antes de entrar a la escuela Primaria, conocí a algunos amigos. Aquel que se volviera mi mejor amigo, resultó ser un vecino que vivía en la calle de atrás de mi casa (o quizá fue al revés, y la cercanía ayudó a la amistad). El caso es que el amigo en cuestión tenía un Nintendo. ¡Oh, si! Un placer conocerlos, videojuegos. Y precisamente uno de esos que jugué en esos días (sin demasiada habilidad y con un frustrante nivel de complejidad para mi edad, pero que me marcó de por vida y me dejó sencillamente fascinado) fue el juego de The Adventure of Link (Zelda II).

Pueden imaginar lo mucho que mi hermano y yo (pero más yo, si mal no recuerdo) fastidiamos a mis padres hasta que decidieron comprarnos nuestro propio Nintendo. Y yo fui feliz. Y ("casualmente") el segundo videojuego que nos compraron (el primero, si no cuentas el Mario Bros que venía con el NES) fue The Legend of Zelda. Y mi vida cambió.

Siempre creando "niveles" para los juegos que yo inventaba. Siempre creando historias para comics, cuentos, novelas... Y siempre interesado en aquellos juegos que fueran más que picar botones. Me interesaban las historias interesantes y profundas, los personajes bien desarrollados, las metas claras y justificadas, el valor del mismo juego como un todo (y no sólo por sus partes). Vamos, que casi podría decir que estaba adelantado a mi tiempo.


Años después, ya en la secundaria, un buen amigo me hizo la pregunta... "¿Y por qué no trabajas como diseñador de videojuegos?" Mmm... Buena pregunta. ¿Por qué no? Pues porque no es tan sencillo. Para empezar, ¿qué o dónde estudia uno para eso? En México no había en esa época ninguna escuela de diseño de juegos. Si, seguro, podría haber estudiado programación o algo así, pero mi interés no iba por ese lado. Como por esas épocas me enteré de una escuela de videojuegos (DigiPen) en Canadá. Mmm... Interesante... Quizá uno podría ir a estudiar al extranjero...

Durante la prepa, lo consideré por un tiempo. Incluso investigué un poco por internet. ¿Y adivinen qué? DigiPen no estaba aceptando estudiantes no Estadounidenses... Bien, pues hasta ahí mis intenciones. Desheché la idea de irme a estudiar. Debo reconocer que la verdadera razón era que estudiar en el extranjero resultaba demasiado atemorizante para mí en esa época. ¡Era sólo un niño, inocente e inexperto! Y sinceramente no investigué otras opciones diferentes.

Entonces me reencontré con la posibilidad de alcanzar mi sueño, de la forma más inesperada. Me uní a un proyecto de creación de un videojuego mexicano, como parte del departamento de Guionismo. Tal proyecto acabó por dispersarse, pero me quedé con buenas ideas, una nueva perspectiva de cómo se podrían lograr las cosas, algunas interesantes amistades y un resurgimiento de la pregunta "¿por qué no trabajar en ello?"

Y llegó la Universidad y me metí a Diseño Gráfico (no era Diseño de Videojuegos, pero también me apasionaba e interesaba). Y yo tenía mis propios problemas y cosas en qué pensar. Y siguió pasando el tiempo. Pero el dragón seguía ahí, escondido, casi olvidado, durmiendo pero vivo.

Lógicamente, sólo hizo falta un pequeño empujón para que ese viejo amigo retomara su ímpetu. En buena parte gracias a que conocí a mi mejor amiga, una persona con gustos e intereses muy similares y afines a los míos, pero suficientemente diferentes. Así fue como finalmente nació el concepto de Hypnos Studio, la que sería mi propia empresa de Diseño de Videojuegos, fundada aquí en México.

Poco a poco se fue definiendo la compañía, gracias a diferentes clases de mi carrera en las que (aprovechando diferentes proyectos escolares) se fue manejando la empresa de manera realista y práctica. También ayudó bastante una buena temporada trabajando en otro interesante (pero también abortado) proyecto con mi mentor y buen amigo Mario Alberto "El Profeta" Domínguez (a quien conociera en aquel otro proyecto de videojuegos algunos años antes)... Y ahora ya no era un sueño idílico y un "qué bonito sería", sino un "es difícil, pero si se podría".

Entonces comencé a enfrentarme con la idea de "¿cuál sería la mejor manera de lograr mi objetivo?" Fundar una compañía "de la nada" no es sencillo. Miles surgen, pero muy pocas sobreviven más allá de algunos meses. En mi experiencia personal, de acuerdo a lo aprendido en clases y la observación de lo que han hecho otras personas, la clave está en la planeación. No se deben dejar las cosas al azar. Considera tus necesidades, alcances y limitaciones, observa el contexto económico-socio-cultural en el que te encontrarás, anticipa los problemas a los que te enfrentarás, calcula tu inversión, piensa en la manera en que venderás (y promocionarás) tu producto (o servicio), sé práctico, sé realista, sé arriesgado, sé activo.

Bien, pues el que no sabe, no puede hacer mucho. Así que hay que aprender, y ganar más experiencia teórica, técnica y real. Y hay varias maneras de hacer esto. La primera es mediante la experiencia directa. Bueno, pues desafortunadamente no he tenido mucha suerte al respecto y no he logrado introducirme satisfactoriamente a la industria como trabajador (no ayuda mucho que esa industria en México aún se encuentra en pañales). La segunda opción es mediante los estudios. Ya sea de forma autodidácta o a través de cursos, escuelas, posgrados... Y claro, estudiando algo formalmente da más "status" que sencillamente aprenderlo por si mismo (con la ganancia extra de que generalmente quienes te enseñan lo hacen en base a sus experiencias reales, prácticas y aplicadas).

Por tanto el camino es claro. Meterme a estudiar Diseño de Videojuegos, para después lograr entrar a trabajar al medio y ganar más experiencia real y directa. Con el inconveniente de que aquí en México no hay escuelas para eso (o hay/había una, que dejaba mucho que desear), y pocas empresas dedicadas al medio. ¿Solución? Salir de México, para estudiar y trabajar en el extranjero. En otras palabras, "tóma lo bueno que tengan que ofrecer y deshecha lo que no te sirva o no se adapte a tus necesidades". Otro punto importante sería estudiar no otra carrera, sino una Maestría. (Menos tiempo "perdido", e incluso un poco más de status y valor curricular.)

Otro detalle. Mi intención es crear mi compañía en México. No tengo inconveniente en estudiar y eventualmente trabajar un poco en el extranjero, pero no me interesa quedarme a vivir allá. Llámenme inocente, idealista o como quieran, pero prefiero regresar a mi patria y hacer el intento de mejorarla un poquito más.

Por una u otra razón, hasta la fecha no he logrado irme. Pero no crean que he abandonado mi objetivo de salir a estudiar fuera. Al contrario. Cada vez me encuentro más cerca (y más convencido de que es la desición correcta para mí). Incluso les puedo adelantar que ya sé qué y en dónde pretendo irme a estudiar. Y, de formas más sutiles e indirectas, sigo preparándome para llegar a mi meta final.

La mala noticia es que es un hecho. Si todo sale bien, me les voy por dos años a EU a estudiar.

La buena noticia es que en dado caso me iré hasta el 2010 (así que todavía tienen más de año y medio para disfrutarme mientras se pueda).

Eso si. No sé si todo salga bien o no. No importa. Lo que me importa es haber hecho todo lo que estaba en mis manos. Sabiendo que lo intenté con toda mi mente, cuerpo y corazón, pase lo que pase no me arrepentiré de nada. Y así es como finalmente habré vencido mi Dragón.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Emm te pareces mucho a mi en hartas cosas man,creo que eres mi hermano gemelo xd.

using.j.monroy@hotmail.com

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