marzo 10, 2009

Guerra de Egos

Les propongo un juego muy divertido. Su nombre es Guerra de Egos.

La premisa es muy fácil. Se trata de ver quién demuestra que es mejor que los demás. Quién sabe más, quién puede más, quién es mejor que los demás... Atractivo juego, ¿no es así?

El juego comienza cuando alguien dice algo, desde su muy particular, subjetivo y personal punto de vista. Mientras más específico y relativo posible, mejor. Puntos extra si haces una o más generalizaciones, del tipo "todo mundo piensa así", "así es como deben ser las cosas", o el favorito popular "cualquiera que no esté de acuerdo es un (introducir la frase condescendiente o menospreciativa predilecta)".

La siguiente etapa del juego comienza cuando alguien más pica el anzuelo y comienza a refutar cada uno de los comentarios de la persona anterior. La técnica básica para hacerlo consiste en interpretar a tu gusto y conveniencia frases cuidadosamente elegidas de entre todas las dichas. Por supuesto, a nadie le interesa la intensión o significado con que fueron dichas. Tu interpretación personal y literal es lo único que importa. Y por supuesto, puesto que tu intención es ganar el juego es necesario que proclames a los cuatro vientos generalizaciones aparentemente opuestas o contradictorias con aquellas de la otra persona.

¡Pero ahí no acaba la cosa! Por supuesto que la primer persona (o cualquier otra allegada a ella) debe tomarse la respuesta como un ataque personal y premeditado. Cualquier cosa que la segunda persona haya dicho o publicado significa que su única intención es demostrar a todo mundo lo poco que vales, y no es sino una campaña de desprestigio en contra de tus ideas. ¿De verdad piensas permitir que tal difamación siga adelante? Alguien que se precie de su valor no puede dejar pasar una oportunidad tal de demostrar que el equivocado es el otro, y son las ideas propias las únicas y las más importantes que hay.

¡Pero qué divertido suena esto! ¿Y sabes cuál es la mejor parte? Que posteriormente la primer persona (o cualquiera que comulgue con sus ideas) puede entonces contraatacar a su vez con otra respuesta más, también tomándoselo de forma exageradamente personal, malintencionada y aprovechando para atacar a la otra persona en cualquier punto débil que haya demostrado. Por supuesto, si en algún momento la persona comenta algo que demuestre que sus ideas originales no estaban tan peleadas como parecía en primer momento, no permitas que te gane la mano. ¡La idea es llevarle la contraria siempre, para demostrar que vales más que él! ¿A quién le importa que te contradigas y actúes exactamente de la forma que criticabas en primer lugar?

Para mayor diversión repítase la formula ad nauseum, hasta que los diálogos inteligentes se hayan terminado y sólo sean tediosas repeticiones de fórmulas, discusiones y generalizaciones gastadas y hechas hasta el cansancio con anterioridad.

En caso de que alguno de los participantes (o testigos de la discusión) no se polarize hacia alguna de las dos (o, si hay un número suficientemente grande de jugadores, tres o más) posturas principales, todos los demás tendrán el derecho de insultar a la persona y quejarse terriblemente porque no está tomando una postura suficientemente objetiva y racional. Repítete y repítele siempre a todo mundo la máxima básica de este divertido juego: Si no estás conmigo, estás contra mí. En esta vida todo es en blanco y negro, ¿verdad?

Y no te limites. Gracias a los medios masivos de comunicación, la tecnología del internet y nuestra agradablemente retrógrada cultura occidental, es posible involucrar a una cantidad masiva de personas en el juego. ¡Mientras más discutones sordos, necios y ególatras participen, la diversión se multiplicará exponencialmente!

¡Recuerda! El punto del juego no es entender las ideas propuestas por los demás, sino ciegamente demostrarle a todo mundo lo equivocados que están y lo perfectas que son tus ideas. ¡Ni se te ocurra ponerte en los zapatos de los demás e intentar empatizar con lo que realmente querían decir en primer lugar! Eso es de mariquitas sin ego ni orgullo. ¿Acaso vas a dejar que te vean como débil y sumiso?

Por supuesto, el único problema de este juego es que no es posible ganarlo hasta que todo mundo haya cedido y acepte incondicionalmente su total y absoluta rendición, promulgando a diestra y siniestra lo perfectas, irrefutables y maravillosas que son tus ideas. Lo cuál (casi) nunca va a pasar.

7 comentarios:

Isa Nyeleni dijo...

Ok, y cual es el punto?

Damián dijo...

¿Lo estúpido, ridículo, inservible e incoherente de la situación?

Anónimo dijo...

Lo mas inteligente que he visto en el año, gracias por compartirlo lastima que nadie lo entiende esta sociedad merece un lobo que los hiera pero que no se los coma para ver lo pateticos que son...

Damián dijo...

Lamentablemente aún así la mayoría se niega a verlo. El común de la gente sólo ve lo que quiere ver. -_-

Claro, eso no impide que yo sea un rebelde descarado y me la viva mordiendo a diestra y siniestra.

Challenger Blackburn dijo...

Un placer leer esta increíble traducción de mi pensamiento. Creo que debemos considerarnos dichosos de no pertenecer al rebaño.

Damián dijo...

Más vale ser diferentes pero libres y concientes, que dejarnos llevar por lo que la mayoría hace sin cuestionar ni entender.

Anónimo dijo...

Mi estúpidez no tiene límite,sólo la supera mi curiosidad.Hasta aquí he llegado.Gracias por el post.Mar.

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