diciembre 13, 2012

Memento Mori

Si te preguntaran en este momento, ¿qué fue lo que hiciste durante los siete días de la semana pasada?

Si te dijeran que vas a morir exactamente en una semana, ¿qué es lo que harías durante tus últimos días de vida?

Mientras más parecidas sean las respuestas a ambas preguntas, mejor estás viviendo tu existencia.

Porque no tenemos la vida comprada. Al final nunca sabemos lo que puede pasar. Por infinitamente pequeña que sea la probabilidad de que hoy en la tarde, cuando vaya saliendo del trabajo suceda que un camión de carga pierda el control y caiga desde el puente junto al que paso casi todos los días, ¿qué tal si pasa?

Porque podría morir en unas horas, en unos meses o dentro de medio siglo. No hay manera de saberlo.

Es curioso. El común de la gente se acostumbra a soñar en grande, a esperar cosas maravillosas y a desear logros y satisfacciones extraordinarios. Sin embargo, hacen bastante poco para encaminar su vida para que eventualmente se conviertan en realidades.

Y muchas veces tiene que ver con su miedo al cambio y la comodidad de lo conocido. Pero también pasa que en realidad mucho de lo que haces te satisface y te hace feliz, a pesar de no cumplir con las espectativas de grandilocuencia y espectacularidad que mucha gente da por sentado que idealmente debería tener su vida... ¿Para qué cambiar, si así estás bien?

Grande o pequeño, al final no importa. Lo que importa es la forma en que lo vivas. La felicidad que te dé. Qué tanto logres disfrutar y apreciar la experiencia.

Mmm... Felicidad. Elusivo fantasma de borrosos contornos y engañoso atractivo. Y otro más de los muchos conceptos en que nuestra acostumbrada polarización cultural occidental nos juega bastante malas pasadas.

Porque la felicidad no debería ser la meta. Debería ser la forma en que logramos deleitarnos con el camino. Y no se trata de un "todo o nada". O soy tremenda, absoluta y explosivamente feliz, o no cuenta y soy un fracaso como ser humano.

Memento Mori. Recuerda que eres mortal. Que tarde o temprano el tiempo que pasarás en esta pequeña roca acuosa perdida en el espacio terminará. Que la muerte, atemporal compañera de la humanidad desde que la vida es vida, llegará por ti en el momento en que te toque terminar tu viaje estelar. Porque es posible que logres adelantar o atrasar el momento, pero el final de tu historia llegará. Es inevitable.

Y lo más curioso es que, como cualquier otro fenómeno de la naturaleza, la muerte es totalmente indiferente a la forma en que la veas. Sea con miedo, con ira, con tristeza, con fé, con resignación o con anhelo.

Yo moriré. Tú morirás. Él morirá. Nosotros moriremos. Ustedes morirán. Ellos morirán.

¿Qué esperas entonces para hacer que el breve intermedio entre tu principio y tu fin sea brillante, monumental, positivo, agradable y placentero? ¿De qué forma aprovecharás el tiempo que te ha sido concedido?

¿Quién te recordará cuando ya no estés aquí? ¿Y por qué razones y en qué tono lo harán?

Cuando tu cuerpo mortal haya regresado al polvo del que venimos, ¿qué parte de ti estarás dejando atrás, como parte de tu herencia y registro de tu aprendizaje y experiencias?

Naciste. Morirás. ¿Vas a vivir? ¿O te conformarás con simplemente sobrevivir?

3 comentarios:

Nargosiprenk dijo...

Mi filosofía:

Hay quienes luchan por sobrevivir.
Hay quienes luchan por no luchar.
Hay quienes luchan por re-vivir.
Hay quienes no luchan, porque no están vivos.
De estos últimos, están los que entraron al nirvana, los que murieron, y los que están muertos en vida.

¿Cuál prefieres?

Damián dijo...

¿Y qué hay de los que luchan por vivir mejor? ¿Esos dónde entrarían? ¿O sería una categoría más?

Nargosiprenk dijo...

Son quienes luchan por no luchar, salvo que sean de los pocos que piensan que "vivir mejor" significa luchar por mejores causas.

Si son de los segundos, son mis favoritos, y no entran en una categoría porque cada uno es su propia categoría.


Perdón por tardar en responder, :).

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