Estadísticamente pueden tener ciertos fundamentos.
Durante el año 2006, se registraron 586 mil 978 matrimonios en el país. La edad promedio al momento de contraer matrimonio en los hombres fue de 27.8 años por 25 de las mujeres.
En el mismo año se registraron 72 mil 396 divorcios. La edad promedio de los hombres al momento de divorciarse es de 37.6 años y de las mujeres de 34.9 años.
En el país se registraron 12.3 divorcios por cada 100 matrimonios: Baja California (29.9), Chihuahua (26.4) y Colima (23.6), presentan las proporciones más altas.
Y, por supuesto, poca gente cuestiona aquella frase de "el amor nunca dura para siempre".
Bien, pues yo SÍ la cuestiono.
El Amor es un Arte (pregúntenle a Fromm). Y como tal se debe cultivar, nutrir, evolucionar, madurar, cuidar, buscar, aprender... Si lo dejas todo al destino (o en las manos de la otra persona), por supuesto que terminará por gastarse, deslavarse e irse perdiendo a lo largo de los años. Es un proceso constante, un aprendizaje y un trabajo muy arduo.
La monotonía, el egoísmo y los reencores no ayudan de mucho.
Pero el hecho de que la mayoría no pueda, no quiere decir que sea imposible. Y la diferencia tiene mucho que ver con la mentalidad con que lo tome uno.
Y el mayor problema es cierta mediocridad y resignación de parte de la gente, atrapada en esa filosofía consumista que nos empapa por todos lados. "Si no sirve, lo deshecho." Si las cosas no son tan lindas, agradables y fáciles como esperaba, entonces renuncio y me divorcio. Si uno se da ese "permiso para fallar", entonces (por un sutil efecto psicológico), hará un menor esfuerzo, y muy probablemente terminará por fallar. Después de todo ya se lo estaba esperando, ¿no?
Si tú mismo ves al amor como un bien deshechable, ¿cómo esperas que no termine por irse al caño?
Hace algunas décadas los matrimonios eran para toda la vida. ¿Qué cambió? ¿Es que acaso no había divorcios antes? Lo que sucede es que antes había ciertos valores, que "obligaban" a que el divorio no fuera una opción. ¿Y qué pasaba entonces? Pues de quedarte atrapado en un matrimonio que te hace infeliz para siempre, o hacer un esfuerzo porque las cosas funcionen mucho más armoniosamente...
Y conste que no digo que todos los matrimonios fueran felices (y que no les hubiera convenido en muchos casos "cortar por lo sano"). Pero (si pudiéramos estudiar las estadísticas) la proporción de aquellos que funcionaban bien y eran felices era mucho más grande que la que tenemos actualmente. Por meras cuestiones prácticas, la gente se esforzaba por ser más feliz.
Así, pues, si el matrimonio es fuerte, las dos partes hacen su esfuerzo, y se quitan de la cabeza esa tonta idea de que el amor es algo que mágicamente debe mantenerse solo y sin esfuerzo, y que si no es así entonces es que las cosas no funcionan...
Los matrimonios pueden funcionar. De hecho, funcionan. No lo digo al tanteo, ni soy un romántico idealista. Si digo que la burra es parda, es porque tengo los pelos en la mano.
El día de hoy mis papás cumplen 32 años de casados. Con sus altas y sus bajas, sus problemas y sus ventajas, definitivamente son un ejemplo a seguir, y mi mejor prueba de que con esfuerzo, amor, respeto y comunicación, el matrimonio sí funciona. ¡Felicidades, papás!
3 comentarios:
Ineresante blogger, y por supuestísimo este artículo. Estoy de acuerdo con las ideas que expones sobre el matrimonio; el amor es la base con el paso del tiempo hay que poner en practica el resto de valores que armonicen la relación incluso en sus altos y bajos momentos. Desde luego que entran en juego muchos aspectos entre ellos la personalidad de cada persona y saberlas conjugar en un mar revoltoso es difícil pero no imposible... y eso que no me he casado. Sin ánimo de vanagloriarme, mi humilde opinión. Un saludo!
Me olvidaba: !Felicitaciones para tus padres!
Así es. La cuestión es que implica mucho trabajo, y la mayoría espera que sea magia y se los den todo peladito y a la boca. Y cuando no es así, prefieren irse por el camino fácil. Los muy cobardes.
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