noviembre 22, 2011

Ceder

Es bien sabido que me gusta quejarme de los vicios y carencias con los que la sociedad occidental nos ha programado desde nuestra más tierna infancia. Paradigmas heredados de otras épocas y aceptados por la mayoría sin el menor cuestionamiento. Prejuicios pernicosos soltados con la mayor inconciencia. Resistencias cómodas y fácil mediocridad.

Uno de los vicios más pernicosos es esa incapacidad de saber perder, alimentada por un patente sentimiento de inferioridad cultural. Si pierdo soy menos que tú, si soy menos que tú no valgo. Sólo vale el que está hasta arriba. No importan las condiciones, el contexto, las capacidades. Importa el orgullo herido y el "no dejarse" por los demás.

Y es que hasta cierto punto está bien. Uno debe aprender a defenderse, a no ser tan pasivo ni sumiso. Hay que defender nuestros derechos y exigir que seamos tratados de forma justa. Pero la gente se acostumbra y lo vuelve su forma de vida. Y ya deja de ser una defensa y se convierte en una ofensa. Tengo que ganar. Siempre. Al costo que sea.

¿Y en realidad vale la pena? ¿En verdad?

¿Cuántas veces no ha pasado que con tal de "no perder" nos metemos en más problemas, discusiones sin sentido, acabamos hiriendo a los que amamos y al final la satisfacción de "ganar" resulta algo hueca y hasta incompleta? Dicen por ahí que "la cima es un lugar demasiado solitario..."

Bueno, pero ¿entonces? Ya la vez anterior hablaba de aprender a perder. Pero hay ocasiones en las que no debemos o queremos perder. Y sin embargo, puede que continuar peleando resulte demasiado problemático. ¿Qué solución hay?

Hay que aprender a ceder. "Mmm... Pero si eso es exactamente lo mismo." No. No lo es.

Perder implica que otra persona ha impuesto sus propios términos ante nosotros. Ceder implica que nosotros le otorgamos la victoria (en nuestros términos).

Perder sucede cuando nuestras capacidades, conocimientos o condiciones no son las idoneas. Ceder es cuando nosotros decidimos abandonar una lucha que ya no nos reportará suficientes beneficios.

Perder quiere decir que nuestro oponente pudo resistir por más tiempo a nuestros embates. Ceder significa que preferimos no gastar inútilmente energía que podríamos estar aprovechando para mejores fines.

Perder es que alguien más te quitó de las manos aquello que querías. Ceder implica que lo has dejado ir voluntariamente (y con ello le has quitado peso simbólico y emocional).

Perder significa pelear hasta morir (literal o figurativamente). Ceder implica retirarte para pelear otro día.

Perder implica derrota e inflexibilidad. Ceder implica compromiso y responsabilidad.

Nótese que en ningún momento he dicho que ceder signifique rendirte. Es más una cuestión de aprender a escoger tus peleas.

Y tú, cuando sabes que la otra persona no va a cambiar sus intenciones o manera de pensar, ¿pierdes o cedes?

noviembre 07, 2011

La Cita de Hoy - Pratchett

Porque a veces lo obvio es lo más difícil de ver...

Comunmente se dice que al morir tu vida pasa frente a tus ojos. Esto es un hecho real. Se le llama vivir.
Terry Pratchett

Ya se habrán dado cuenta que no suelo usar groserías. Pero es que las palabrotas han de usarse cuando la ocasión lo amerita.

Se requieren huevos para atreverte a vivir el presente.
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