julio 19, 2011

La Cita de Hoy - Carnegie

Creo que ya he dejado mi postura al respecto a este tema bastante clara. Pero no está de más una buena cita para el día de hoy.

Preocupate más por tu carácter que por tu reputación. Tu carácter es lo que realmente eres, mientras que tu reputación es solo lo que los otros creen que tú eres.
Dale Carnegie

Y además, tiene relación directa con aquello de que puedes controlar tus propias ideas, reacciones y emociones, pero nunca las de los demás.

julio 15, 2011

El Beneficio de la Duda

Generalizando, la gente cree lo que quiere creer. Consecuentemente, la gente interpreta las cosas de la forma en que prefiere (o le conviene) verlas.

El principal problema de esto es que, precisamente, la gran mayoría se predispone y se vuelve un observador muy parcial. Si queremos ver lo bueno, nos hacemos de la vista gorda de todos los defectos (que eventualmente llegan a patearnos el trasero cuando les damos la espalda). Si queremos ver lo malo, desvaloramos totalmente todas las características positivas (y ya ni digamos las neutrales y relativas).

La cuestión es que esta apreciación tan subjetiva acaba siendo muy poco realista. No sólo observamos selectivamente aquello que se acerca a esa imagen mental que nos creamos, además proyectamos cosas de nuestra propia cosecha.

Es como crearse una película mental. Antes de que suceda la escena, ya nos sabemos los diálogos, intenciones, metas y problemas. Ya sabemos qué pasará y por qué. Y entonces la experiencia "real" es como una repetición de lo que esperamos que pase.

Por supuesto, el problema empieza cuando el otro actor se sale del guión. Cuando te has creado espectativas, si las cosas no salen como esperabas seguramente acabarás decepcionándote. Y de ahí todo es cuesta abajo.

El punto es que todo esto no dejan de ser Prejuicios (del latín praejudicium, "juzgado de antemano"). Proyecciones de la gente, que automáticamente asume que las cosas son como imagina. Decisiones tomadas antes de tiempo, sin tener toda la información necesaria. Juicios hechos de forma descontextualizada, sin ver el panorama más amplio y considerando aquello que en realidad desconocemos...

¿De verdad es tan difícil confiar un poco? ¿Imposible evitar caer en juicios apresurados? ¿Es tan escasa la confianza que mejor se dá con cuentagotas? ¿Acaso suena más sano estar siempre a la defensiva, malinterpretando y rechazando todo de forma automática?

¿Por qué no intentar por un momento tomar las cosas con la mente un poco más abierta? Darles el beneficio de la duda.

Puede que todo sea tan grave como nos tememos. Puede que no. Es realmente difícil saberlo a priori. ¿Por qué no hacer el intento? Con los ojos bien abiertos y siendo tan objetivos como sea posible, claro. Pero con esa mentalidad de "inocente hasta que se demuestre lo contrario".

Vamos, que a veces siento que esa paranoia cultural nos trae más problemas de los que resuelve, y nos priva de muchas situaciones muy agradables.

julio 14, 2011

Recuperando mi centro

Hay veces en que nos tenemos que enfrentar a cambios grandes y dramáticos, y es muy fácil perder nuestro centro.

Hay veces en que uno se pierde, aún sin que su vida haya sufrido cambios importantes, trascendentales y extensos. A veces simplemente uno se enfrenta a algo que lo saca de su zona de confort, y al no saber cómo reaccionar se confunde y termina por caer en sus viejos hábitos y mecanismos de defensa.

Y lo peor es que intenta hacer las cosas de manera diferente a como su propia naturaleza le indica. Lo cuál generalmente es un grave error. (Aunque aquí hay que recalcar. Hacer las cosas según tu naturaleza no es lo mismo que quedarte atorado en tu zona de confort.)

Al final, lo importante es tomarse un momento para meditar, y reflexionar si uno realmente está haciendo las cosas que debería hacer.


Me gusta planear las cosas. Me divierte, y generalmente una buena organización te quita problemas de encima y te ahorra el tiempo que perderías teniendo que solucionarlos (tiempo que puedes aprovechar para divertirte más). Además, en lo personal me suele desesperar demasiado la incertidumbre de no saber qué hacer, qué preparar, qué esperar...

Me gusta hablar las cosas, de frente, explícita y racionalmente. Es mi firme creencia que el mundo sería un lugar mejor si la gente aprendiera a comunicarse mucho más abiertamente, sin "intenciones ocultas", sin mentiras, sin futiles manipulaciones. Sobre todo sin dar por sentado que la otra persona automáticamente nos va a poder leer la mente y sabrá exactamente qué pensamos, queremos o esperamos. Ah, y de verdad odio con pasión las mentiras. A veces desearía que fuera posible no decir ni una más sin que eso provocara problemas o incomodidades.

Desde hace muchos años, tomé la determinación de que no dejaría que el miedo tomara decisiones por mí. Se vale ser cauto, se vale no sentirse listo, se vale cambiar de opinión. Lo que no se vale es hacer o no hacer algo sólo por el miedo a lo que pudiera pasar. Al diablo con el miedo. Pasará lo que tenga que pasar, y más vale pedir perdón que pedir permiso.

Me gusta aprender, conocer, experimentar, probar, intentar, investigar, saber. Soy muy curioso por naturaleza, y mi filosofía de vida es totalmente existencialista. Todo en esta vida es digno de experimentarse, al menos una vez. Uno nunca sabe cuándo podría encontrar algo que le podría llegar a cambiar la vida.

Soy una persona muy física. Tengo una necesidad bastante elevada de contacto físico con las personas cercanas a mí. Me producen mucho placer las caricias, abrazos, besos, todo ese tipo de cosas. Aclaro que esto definitivamente no se limita a contactos de caracter sexual. Yo veo el contacto físico como una forma más de comunicación, de comunión, de retroalimentación. Siempre voy a respetar el espacio íntimo de las demás personas, pero si depende de mí siempre voy a elegir la cercanía y calidez de la piel humana.


Hay cosas que estoy dispuesto a cambiar, algunas que no quiero, y algunas más que no puedo cambiarlas (lo quiera o no). La clave es diferenciar lo esencial de lo que no lo es. Y en general yo nunca he tenido mucho problema de hacer justo eso.

Yo soy yo, y no tengo por qué actuar diferente.

Habrá cosas que me funcionen, y cosas que no. Yo haré mi mejor esfuerzo. Pero (sobre todo en aquello relacionado con otras personas) es importante que me conozcan (y acepten) tal como soy. 

julio 07, 2011

Salto de Fé

A veces te encuentras justo en ese excitante y atemorizante punto...

Al borde del abismo, el viento dándote en la cara, la adrenalina recorriendo tu cuerpo... Sientes la cuerda del bungee atada a tus tobillos, pero no tienes idea si sea lo suficientemente flexible, corta o resistente.

Lo último que quieres es terminar en el suelo hecho estampilla postal, por supuesto. Pero la posibilidad de que en realidad sea la experiencia de tu vida te mantiene ahí, así, al borde del abismo.

No es la primera vez que te lanzas. Y las veces anteriores no has salido indemne. Pero sigues vivo. Y has logrado aprender de tus errores. O eso quieres creer.

Fé. Confianza absoluta, ciega, incuestionable. No es inocencia, es esperanza. No es estupidez, es estar dispuesto a correr el riesgo. Prioridades. Filosofía. Fé.

Por supuesto, eso no significa que te tirarás con los ojos cerrados. Los mantienes bien abiertos para poder retroceder ante la primer señal de alerta. Pero sin dejar que el miedo te paralice y tu resolución se evapore.

Respiras el aire puro. Relajas tus músculos en preparación de la tensión que seguirá. Aprecias el hermoso paisaje. No será la primera vez. (Irónicamente si todo sale bien, quizá exista la posibilidad de que sea la última.) Observas hacia abajo. El vacío te llama, te seduce, te reta.

Sonríes. Es momento de saltar...
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