agosto 04, 2011

Debajo de la nariz

Cobarde.

Perdóname que te lo diga así, pero eres plana y llanamente una cobarde.

No es que piense que yo soy la solución a todos tus problemas. De hecho, ni siquiera me interesa serlo. No. No vengo a salvarte, ni a cambiarte, ni a exigirte nada que no sería sensato pedir.

Y la cuestión es que te estoy ofreciendo mucho. No te ofrezco mierda. Te ofrezco lo mejor de mí. Mi comprensión, mi sinceridad, mi cariño, mi fuerza, mi confianza, mi respeto, mi deseo, mi diversión, mi humor, mis pasiones, mis lágrimas, mis suspiros, mis defectos, mis debilidades, mi vulnerabilidad, mi inteligencia, mi sabiduría, mi experiencia, mi sed de aprender y experimentar, mi nobleza, mi paciencia, mi estabilidad...

Yo sólo estoy pidiendo aquello que estoy dispuesto a ofrecerte a cambio.

Pero en realidad nada de eso importa. A ti no te interesa. Aunque a veces incluso digas lo contrario, realmente no es prioritario para ti. No es lo que quieres, ni estás dispuesta a arriesgarte emocionalmente. La apuesta no es lo suficientemente tentadora para ti.

Por tanto, no quieres nada conmigo. O bueno, más correctamente: no quieres lo mismo que yo quiero.

Simple, ¿no?

Y es que si desde el principio me lo hubieras dicho así. Directo, honesto, respetuoso...

Pero no. Dejaste que yo me ilusionara. Que mis esperanzas crecieran. Claro, en buena parte es mi propia culpa, por crearme espectativas, por dejarme llevar, por creer, por soñar, hacer planes, atesorar memorias... Pero tú nunca dejaste de mandarme mensajes cruzados. Porque eran mensajes cruzados. Probablemente no fue tu intención, y desde tu perspectiva piensas que nunca me diste a entender lo contrario. Pero no. Desde acá se percibió muy diferente.

Estoy molesto. Creo que eso es bastante obvio después de todo lo que he dicho, ¿no? Bien, pues en realidad lo que has percibido no es ni la mitad del fastidio, la frustración, la melancolía, el dolor y la amargura que estoy sintiendo en este momento.

Y sé que no es mi lugar ni mi derecho el decirte esto. Pero de verdad, eres una cobarde.

Cobarde por no atreverte a darme una oportunidad. Por preferir quedarte atorada en tu zona de confort. Porque tus miedos, paradigmas, prejuicios y demás podrían estar en lo correcto... Pero también podría ser exactamente lo que (no sin cierta hipocresía) clamas que valoras y te importa. Porque en realidad no sabes a ciencia cierta la posibilidad que podrías estar dejando pasar.

Y es curioso... Yo soy una persona que podría poner tu mundo de cabeza, en el sentido más positivo posible. Y tú lo sabes perfectamente bien. Si tan sólo no te diera tanto miedo el cambio...

¿Y sabes qué es lo peor? ¿Sabes qué es lo que en realidad me molesta, me lastima, me desespera? Tu egoísmo. La forma en que te escondes detrás de ese "no quiero lastimarte", "pero si yo no te he dado falsas esperanzas", "eres demasiado perfecto para mí", "si te hubiera conocido un poco antes/después" y "en este momento de mi vida no es lo que necesito", al mismo tiempo que permites que mis sentimientos crezcan y se multipliquen...


La forma en que (inconcientemente, lo sé, no te preocupes) me comparas, me prejuzgas, me mides y proyectas en mí todos esos miedos, malos hábitos, cicatrices... Pero descontextualizadamente. Porque, ¿sabes qué? En realidad no me conoces. No me has querido conocer. A pesar de que yo desde el principio me he intentado mostrar ante ti transparente, honesto, directo y totalmente dispuesto.

No te interesa. Ahora lo entiendo. No vale el precio que hay que pagar. Estás en tu derecho de decidir.

Pero el daño ya está hecho. Yo estoy molesto, y ya no hay nada que pueda hacerse al respecto (que de mí dependa).


(Esta entrada no va dirigida a ninguna chica en particular. O, quizá sea mucho más correcto decir, va dirigida a todas aquellas chicas que nos han hecho sufrir. Las que no han sabido valorar lo que les ofrecemos, y que dejan que sus miedos, traumas, conflictos, paradigmas, prejuicios, complejos, inseguridades y orgullo tomen las decisiones en lugar de ellas mismas. Esta no sólo ha sido mi experiencia, y no ha sido algo que sólo suceda una vez. No tiene que ver con reencores o "ardidez". Va más relacionado a exigir que nos respeten y una petición de que dejen de usar las mismas excusas baratas una y otra y otra y otra vez.)

6 comentarios:

Yavhe Alexander dijo...

Duras pero ciertas palabras...

A veces es necesaria esta clase de expresión, para deshaogarse y seguir en la lucha.

Como siempre tu prosa magnífica.

Damián dijo...

Cuando el tema me apasiona, me inspiro con facilidad.

Definitivamente hay que seguir luchando. La cuestión es que la principal lucha es contra uno mismo. Porque sólo el ser humano cae con la misma piedra una y otra y otra vez.

Montserrat dijo...

Independientemente de la indiscutible calidad de tu... "prosa", es un buen desahogo, más meditado que impulsivo.

Aún así, no lo entiendo del todo, y espero que lo puedas aclarar (aquí no hay maldad, eh): ¿es cobarde y egoísta una mujer porque no te dio la oportunidad, a TI, el gran lobo? ¿Y cuando le dé la oportunidad a otro cabrón, dejará de ser egoísta o lo seguirá siendo porque no te peló a TI? Algo como que no checa.

Damián dijo...

Nop.

La cobardía es el no decir las cosas de frente. El seguirme dando alas, al mismo tiempo que sabe perfectamente que no pasará nada conmigo.

Cobarde no por no querer decir si, sino por no querer decir un no definitivo, explícito y sincero. Cobarde por poner excusas tontas, justificaciones sin sentido, por negarlo cuando uno la confronta.

Eso es lo cobarde.

Y precisamente, cuando (ahora si) quiere con otro cabrón que vale la mitad de lo que yo, ¿dónde están sus excusas, sus justificaciones, sus complicaciones, sus negaciones?

Cobarde por no tratar las cosas de frente. No por "no darme la oportunidad a mí".

Maité dijo...

Igual, si me permites dedicarle el pensamiento a algunos neandertales tarados, que nunca encontrarían a aquella persona que les daría todo, ni aunque la tuvieran en sus narigas...

La cobardía no respeta género, ni edad, ni estrato social, ni nivel de estudios. A todos nos pasa.

Sana y pacífica catarsis, en fin :)

Damián dijo...

¡Pero por supuesto! Esto es digno de dedicarse a cuanto individuo, ente o cosa rara ha causado este tipo de molestias y frustraciones en alguien que realmente no lo merece.

La Guarida del Lobo © 2008
Original Template by: SkinCorner