Desde hace muchos años yo he visto mi vida de forma bastante similar a una historia de fantasía épica.
Alcanzar mis sueños, vencer mis obstáculos, enfrentar mis retos, conseguir a la chica...
Al principio pensaba que, como todo buen héroe, debía recorrer el camino predestinado, vencer al dragón y entonces obtendría a la chica.
Pero, por supuesto, yo no soy el típico héroe de una típica historia, así que mi propia historia es bastante singular y diferente, y no podría seguir el órden típico.
Para mí, el Dragón representa mi gran Reto de Vida. Alcanzar mis sueños, por el medio que más me convenga y resulte más benéfico para mí y para toda mi gente.
Es un sueño grande, difícil, ambicioso, complicado, idealista, atemorizante. Pero es un reto alcanzable. La pelea contra el dragón es peligrosa, intensa, tardada. Pero no es imposible. (Si lo fuera sería una Ballena Blanca, en lugar de un Dragón.) A veces el fuego te destruye, pero a veces te templa y te fortalece, si tienes el vigor necesario.
Por otro lado tenemos a mis Minotauros, que representan mis miedos, mis inseguridades, mis debilidades, mis defectos, mis complejos, mis cicatrices, mis propios paradigmas... Cosas que he dejado de lado, que he elegido no enfrentar por considerar que aún no tenía la fuerza necesaria. Pero no los olvidaba, no me rendía. Simplemente los dejaba guardados, archivados en el cajón de pendientes.
Y una de mis filosofías de vida siempre ha sido que "hay que tomar al toro por los cuernos". Tarde o temprano es necesario enfrentar los problemas. Y por lo general mientras antes lo haga uno, mejor.
Finalmente tengo mi Gigante, que representa aquello que casi desde que tengo memoria fue una preocupación para mí. Aquello que en algún momento era otro imposible más, pero que con el paso de los años me he estado preparando para enfrentar. Y es algo para lo que finalmente estoy listo, en lo que a través de experiencias, cambios de perspectivas y bastante introspección he llegado a aprender.
Vencer a mi Gigante representa salir al mundo y conseguir a la chica. Pero no cualquier chica...
Porque ¿recuerdan lo que estaba diciendo antes de que mi historia es bastante atípica?
Si yo no soy un héroe típico, tampoco me interesa encontrar a una chica típica. El Príncipe Azul se queda con la aburrida, común y mediocre Princesa Encantada, con vocación de damisela en desgracia, complejo de culpa patológico y treméndamente cursi.
Pero no. Ese no soy yo. Este Príncipe de las Sombras tiene aspiraciones más altas, y busca a otro tipo de Princesa. Una heroína por derecho propio. Fuerte, honesta, madura, independiente, apasionada, auténtica, diferente, loca.
Una Princesa que busque compartir, no imponer. Que deseé aprender, no que le resuelvan la vida. Que esté dispuesta a luchar a mi lado, y no contra mí. Que enfrente los problemas, y no los evada. Que quiera pelear contra mi dragón junto conmigo, y que esté dispuesta a permitirme luchar contra el suyo a su lado.
Como siempre, necesito mucho. Por eso pido mucho. No soy un hombre común. Puedo llegar a ser bastante difícil y exigente. Pero también ofrezco mucho. Aquella chica que lo logre entender y valorar será precisamente la que más valga la pena y para la que ofrecer todo eso que quiero no implique sacrificio ni control.
Y vale la pena luchar. Vale la pena hacer absolutamente todo lo que esté en mis manos para enfrentar ese reto y ganar el amor de aquella que esté dispuesta a recorrer todo el camino a mi lado.
Episode 2561: Getting Clean Away
Hace 7 horas.
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