Sin embargo existen desperdigadas por ahí algunas verdades universales, constantes y extendidas, escondidas esperando a aquellos que se tomen la molestia de desentrañar los misterios de la vida lo suficiente como para discernir lo superficial y momentáneo de lo esencial y permanente.
Cabe hacer notar que estas ideas no son infaliblemente perfectas. Más bien son generalizaciones, más aptas para un estudio sociológico arquetípico que para una clasificación psicológica absoluta. Así pues se considera la regla, no las excepciones.
He aquí, pues, mi primer postulado de sabiduría universal, con su consecuente explicación.
Postulado No. 1: La gente no piensa.
A la gente no le gusta pensar. No le gusta meterse en problemas. No le gusta complicarse considerando las consecuencias de sus actos y desiciones. Evita usar el sentido común siempre que le es posible. Prefiere que le den todo predigerido ("peladito y a la boca") antes que hacer el esfuerzo mental por entenderlo.
Peor aún. Si les exiges que conecten más de dos ideas a primera vista inconexas se bloquean, a veces hasta se molestan y te hechan la culpa por exigirles demasiado. Ven un libro de más de 100 hojas y ya se están quejando de lo pesado que será (sin siquiera haber leído la primera). Les dices que una actividad implica matemáticas elementales (sumar, restar, multiplicar, dividir) y se quejan como si esperaras que ellos tuvieran un doctorado en física cuántica aplicada.
¡Piensa! Suena fácil, ¿no?
Pero casi siempre puede más esa pereza mental, equivalente a alguien que se quejara de que prefiere usar el carro que caminar dos cuadras por falta de condición. ¿Sabías que caminando se gana condición física y cada vez te cansas menos?
Y claro, el mayor problema: la gente suele interpretar las cosas de la forma que más les conviene. Es más fácil no pensar mas que en auquello que resulta cómodo, común y bien aceptado por la mayoría, ¿no? El camino más corto a fuerza debe ser el más fácil...
No por nada un querido profesor de matemáticas tenía una muy buena frase al respecto:
El flojo y el tonto trabajan el doble.
Y claro, ni te atrevas a darles una caña de pescar. La onda es repartir pescados. Preferentemente ya cocinados, cortados en trozos y hasta con el limón encima.
Conclusión: Repítete a ti mismo el postulado cada vez que te sorprenda la estupidez de la gente, quieras entender por qué la mayoría toma tan malas decisiones, por qué los políticos manipulan tan fácil a las masas o cómo es posible que casi todo mundo encuentre las películas profundas y reflexivas terriblemente aburridas o lentas... Quizá así entiendas un poco más cómo funciona la zoociedad humana.
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