diciembre 02, 2010

Mi (ex)novia

¿En qué momento perdimos el camino? ¿Cuándo pudo más el orgullo que valorar lo que tenías? ¿Cuándo permití que pensaras que podías lastimarme impunemente? ¿Cuándo dejaste de pensar en mí para intentar decidir por mí? ¿Cuándo dejé de verte con orgullo, admiración y como un igual?

Cometimos muchos errores. Tu error más grave fue elegir el sufrimiento. Mi error más grave fue pensar que podía hacerte cambiar de elección. La gente no cambia... si no quiere cambiar. Y tú nunca quisiste.

Y fue bueno mientras duró. Con sus inconsistencias, contradicciones, esas películas repetidas una y otra y otra vez, hasta desgastar tanto el cassette que terminó por romperse.

Y sobre advertencia no hay engaño. Una relación es como una liga. La puedes estirar y estirar y estirar. Hasta que llega al límite y se revienta. ¿Y qué pasa cuando te avientas del bungee con una liga reventada?

Pero nunca lo entendiste. Nunca me escuchaste. Porque si de algo no te puedes quejar es de que yo no te lo haya dicho clara, directa y genuinamente. Pero te pasó como a Pedro y el Lobo. Lo siento, mi vida. Pero yo te lo advertí. A un lobo no puedes amaestrarlo. Tenlo de tu lado y te defenderá con celo. Abusa de él y terminará por morderte la mano.

¿Y valió la pena la mordida? ¿O seguirás echándole la culpa al universo, esperando que todos cambien para tú no tener que hacer el esfuerzo?

El tiempo es un fenómeno muy curioso.

Un año y diez meses se siente como una vida entera, y al mismo tiempo no es más que un suspiro. Aún recuerdo como ayer esos primeros deslumbrantes descubrimientos. Y aún me pesan como diez siglos todas esas heridas que te negaste a reconocer que me producías.

Gracias por todo, mi amor. Aunque no lo creas, te voy a extrañar. Sólo espero que algún día aceptes tus responsabilidades y entiendas las razones. Quizá entonces podamos llegar a ser amigos de verdad.


(Como les resultará obvio, esta entrada es extremadamente personal. Seguramente casi nadie entienda la mitad de lo que estoy diciendo aquí. Puede que alguien hasta me juzgue sin tener la menor noción de la cantidad de contexto que le hace falta. I don't freaking care. Mi blog, mi casa, mis reglas, mi desahogo.)

4 comentarios:

Montserrat dijo...

Extremo desahogo, extrema sinceridad. Y aún así, es sano. Ese es un minúsculo grano de arena en las toneladas de razones por las cuales te espera mejor fortuna en el futuro.

Anónimo dijo...

Lastimosamente, creo que comprendo lo que has escrito por experiencia propia... A mi sucedió que no pude hacer ella que se dejara amar, pero bueno, solo queda ese pensamiento de "hice lo mejor que pude"

Aunque no sé si lo necesites: ánimo!

PD: Incluso tus desahogos son interesantes para leer. Muy buen blog.

Damián dijo...

Gracias.

No espero ningún tipo de respuesta en particular. No soy de los que desean que les digan "lo que quieren escuchar". Pero siempre se agradece el apoyo y la confianza.

Aquí sigo. Y poco a poco el dolor va pasando.

Anónimo dijo...

no me conoces, no te conozco, pero eso si! a ella la conozco! justo a tiempo! nadie necesita un terrorista emocional! ni lidiar con dramas!

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